Recorrido: O'Farrell

Recorrido: O'Farrell

Miércoles frío, lluvia, un día invernal que se adelanta (o que llega justo a tiempo). Por suerte, no tengo que salir a mojarme porque estoy haciendo home office mientras espero recibir al albañil, la cocina y el termotanque para mi nueva casa (si, super novedad: tengo casa! y estoy en obra, pero ya pronto me podré mudar y sacar mil fotos para compartir con ustedes mi nuevo hogar). Varios termos de mate más tarde, entregado el termotanque, y el pintor trabajando en el techo, decido que como hasta los del delivery cortan para comer, yo también puedo aprovechar para hacerme una escapada y almorzar con mamá en O'Farrell. Y qué lindo cuando uno se puede dar un gustito asi, y se sorprende con un lugar al que no se le animaba. O´Farrel es un clásico de la zona. Desde que abrió en 2000 en manos de Hubert O´Farrell y su mujer Pamela, se instaló como uno de los mejores restaurantes de zona norte. 14 años más tarde, sigue manteniendo su magia y su impecable calidad.

O'Farrell
Av del Libertador 15274, Acassuso

El lugar: 
Al entrar, inmediato cambio de temperatura. Ambiente super calido, un primer salon decorado con el arte de Nicolas Caubarrere. Todo es lindo, íntimo y refinado. Mucha madera oscura, una pequeña barra con biblioteca incluida, pizarra con los platos del día. La atención es esmerada, y si bien no había casi gente en el local, definitivamente nuestro mozo estuvo atento a cualquier inquietud y pedido. 

La comida
Empecemos con el detalle de que te traen anteojos por si necesitas para leer el menu. La panera, exquisita, variada, calentita con una manteca saborizada, y un dip zanahoria picantito. Despues, mientras nos tomamos un rato para elegir que comer, nos traen un amouse bouche, una tortillita de papa con una creme fraiche y eperejil. Mi boca definitivamente amoused.
La carta esta compuesta de una propuesta de cocina moderna francesa en una carta estacional donde se destaca el uso de fuego, leña y el ahumado. Como entrada, un tiradito de pulpo, y de principal, unas milanesas de berenjenas con ensalada de verdes (especial de mediodía). Todo muy rico.
Como ya era tarde y tenía que volver, nos salteamos el postre, pero no dejamos de tomarnos un cafecito nespresso, que vino acompañado de unos petit fours que le dieron el toque dulce que me faltaba para cerrar un riquisimo almuerzo.

Vino: vale la pena ponerlo aparte. Su bodega cuenta con más de 500 etiquetas de diferentes regiones del mundo, con los más variados vinos y cepajes. La copa de vino blanco Chardonnay, fue más que generosa para acompañar la comida. 




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