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Creo que ya lo dije varias veces; el limon es sin lugar a dudas uno de mis ingredientes favoritos. Vale para dulces y salados, para preparar te, helado o limonada. Creo que, despues de la manteca, es el ingrediente que nunca puede faltar en mis recetas. Esta vez la combinacion fue limon y coco, para hacer estas barritas super faciles pero decididamente ricas, con las que recibi a mi familia para tomar un cafecito caliente, recien salido de mi nueva maquina de Nespresso. Vamos a la receta?



Barritas de limon y coco
(rinde 15 barritas)

Ingredientes
Para la base
-160 grs de galletita tipo mana o lincoln
-95 grs de manteca derretida
-30 grs de coco rallado
-ralladura de 1/2 naranja y 1/2 limon

Para el relleno
-3 yemas
-1 lata de leche condensada
-100 ml de jugo de naranja/limon
-ralladura de 1/2 naranja y 1/2 limon

Preparacion
-Procesar las galletitas y agregar la ralladura y el coco y la manteca derretida
-Aplastar la mezcla sobre un molde recangular (tambien se puede hacer como si fuese una tarta)
-Llevar a heladera mientras se precalienta el horno a 180C
-Llevar la base a horno durante 10 minutos, y luego enfriar.
-Mientras batir las yemas con la rallladura, agregar la leche condensada (mezclar sin incorporar aire)
-Agregar jugo de limon (o pueden hacerlas de naranja)
-Colocar la mezcla sobre la base de galletitas y llevar a horno durante 25 minutos o hasta que este firme.
-Dejar enfriar antes de decorar con coco rallado y cortar.


Febrero en Buenos Aires es una suerte de sensaciones encontradas. Por un lado, la ciudad está más tranquila, menos tráfico, menos ruido, menos gente. Llegamos más rápido a la oficina, no tenemos que esperar horas para sentarnos a comer en cualquier lado. Es una linda oportunidad para salir a pasear, a comer. Por otro lado, no es por nada que la gente se escapa de la ciudad en esta época del año. El calor es sofocante, mirar los cielos espectaculares por la ventana de la oficina, añorando un gin tonic al borde de la pileta, pensando en todos los que se fueron a la playa, puede ser un poco… frustrante.
Si no tenés la suerte de tener pileta en casa y cuando llega el fin de semana necesitás cambiar un poco de aire, a unos pocos kilómetros de la ciudad hay muchísimas opciones para una escapada: aprovechalas.

CARLOS KEEN
Conocido por sus restaurantes de campo, Carlos Keen es un pueblo a 15 km de Luján en dirección a San Andrés de Giles. Fue fundado en 1881, resultado de la estación del ferrocarril del ramal Luján-Pergamino, y cuenta con alrededor de 400 habitantes. Supo ser parada obligada para los turistas, pero con la creación de nuevas rutas fue quedando olvidado por los viajeros. En los últimos años, fue reencontrado por algunos valientes que se fueron animando a transitar las viejas rutas, y hoy es uno de los pueblos más visitados del oeste de Buenos Aires. Los restaurantes del pueblo se ubican en su mayoría alrededor de la vieja estación. Conservan recicladas sus fachadas originales, con ambientes cálidos y agradables, típicos de zonas rurales.

Angelus Restaurant: Una casona de ladrillos a la vista para ir a comer pastas caseras y fiambres de la zona. Son famosos sus sorrentinos de calabaza y albahaca, los ravioles de verdura y sesos, y los tallarines caseros. Si no te tientan las pastas, también tienen buenas opciones de parrilla y unas papas rústicas al horno con cáscara, tomillo y pimentón. Cuentan con un menú que incluye empanada, tablita de salame y queso, pastas caseras y algo de parrilla. De postre, los clásicos: budín de pan, flan casero y frutas en almíbar. Además del restaurante, en Angelus se realizan muestras de arte que renuevan cada tres meses.

Para comer rico, casero y sin gastar demasiado, Pago Chico es una excelente opción, casi como ir a comer a una casa de familia. Un restaurante rústico, para comer platos al disco, tomar chocolate caliente o pedir unos mates en la vereda. Pocas mesas con mantelitos a cuadros, discos de pasta en las paredes y una lindísima salamandra (que en invierno debe ser el alma de la fiesta). En el mostrador, tienen canastas de huevos y fiambres para comprar.
Don José: es uno de los más nuevos del pueblo. Abrió sus puertas en 2009 y combina una oferta de parrilla con platos al horno de barro. Es un lugar ideal para ir en familia, ya que tienen juegos y mesas para los más chicos.
Restaurante Los Girasoles es un restaurante de cocina orgánica que cuenta con el asesoramiento de Martiniano Molina, y no es raro encontrárselo por allí. La mayor parte de sus platos está elaborada con productos que vienen de huertas y granjas propias. Cuentan con un menú de cerca de $120 que incluye entrada, plato principal, bebida y postre. Tienen servicio de descorche, y a la hora de los postres marchan el flan con dulce de leche, el arroz con leche y las tortas de chocolate y ricota casera. Además, se puede visitar la granja, tirarse a la pileta o alquilar una cabaña para pasar la noche o el fin de semana.
Distancia desde Capital Federal: 86 km.
Cómo llegar: Por Autopista Acceso Oeste, pasando las salidas de Luján, tomar a la derecha la bajada a Carlos Keen. A saber: con lluvia puede ser difícil transitar el acceso al pueblo.

TOMÁS JOFRÉ
A unos 100 kilómetros de la capital, en la localidad de Mercedes camino a Navarro se encuentra este pequeño pueblo gastronómico ideal para una escapada de sábado. El verdadero nombre del pueblo es Jorge Born, pero es más conocido como Tomás Jofré, nombre de la estación ferroviaria que pasa por el pueblo. Jorge Born fue un inmigrante belga que se dedicó a la industria cerealera en Buenos Aires. Fue uno de los fundadores de Bunge & Born y dueño de la empresa de ferrocarriles de la provincia. El entonces gobernador de Buenos Aires decidió llamar con su nombre al pueblo que se levantaría en la estación del km 98 del recorrido ferroviario. Durante la década de los 90, los ferrocarriles se privatizaron y el pueblo quedó casi abandonado, hasta que los pueblerinos vieron en el turismo gastronómico una salida a la crisis.
La totalidad del pueblo se extiende sobre 22 manzanas rodeadas por campos destinados a la pastura del ganado. Desde la entrada al pueblo uno ya puede ir planeando qué va a llevar a casa de alguno de los puestitos que ofrecen quesos, dulces caseros y el famoso salame quintero. Los domingos se realiza en la plaza una feria de artesanos donde se puede comprar todo tipo de productos locales.
Tomás Jofré cuenta con restaurantes en su mayoría especializados en pastas caseras y fiambres. Los dos más antiguos son Silvano y Fronteras, viejos almacenes de ramos generales donde se daba de comer, convertidos después en restaurantes. El más conocido es Silvano, el pionero del pueblo, abierto en 1924. Ofrece un menú sencillo con entrada de fiambres de la zona y galleta de campo, y luego se puede elegir entre sus famosos raviolones o tallarines caseros con manteca y queso o tuco de pollo. De postre, dulces en almíbar. El precio ronda los $70, solo aceptan efectivo y es recomendable reservar.
Si tenés ganas de ir a comer un lechoncito, el lugar para hacerlo es la Parrilla Estancia El Gateado. Se puede ir a pasar el día, disfrutar del espacio abierto y comer distendidos con vista a la estancia.
Otra opción es Santa Victoria, donde sirven pastas, parrilladas y comidas típicas. Atención a los comensales gluten free: en Santa Victoria ofrecen un menú para celíacos, con tres tipos de pastas libres de gluten.
Distancia desde Capital Federal: 100 km.
Cómo llegar: por Ruta 5 hay que ir hasta el km. 91, salir de la autopista, pasar por arriba de la ruta y seguir durante 8 km hasta la entrada de Jorge Born.

CAPILLA DEL SEÑOR
Destino ineludible para los fanáticos de las escapadas cerca de Buenos Aires, Capilla del Señor es desde 1994 considerado Bien de Interés Histórico Nacional. En el centro del pueblo se encuentra la Plaza San Martín, un espacio verde que en tiempos de la colonia supo ser lugar donde estaba ubicado el antiguo cementerio. Con la creación del nuevo cementerio, el terreno quedó en desuso y luego se convirtió en la plaza, desde la que se pueden observar algunos de los lugares de interés como la iglesia, el Miralejos, el Museo del Periodismo, la Casa de la Cultura, el Club Honor y Patria, heladerías y bares. En una de las calles principales se puede ver un solar con torre mirador, donde cerca de 1860 funcionó un hotel casino frecuentado por personalidades como Sarmiento, Dardo Rocha y Jorge Luis Borges. También se puede visitar la estancia Martín Fierro, que perteneció a José Hernández.
Capilla del Señor es un auténtico pueblo de campo, hogar de La pulpería Los Ombúes, quizá la más antigua de la Argentina. Se dice que tiene más de 200 años, y sigue abriendo todos los días, en manos de la familia Insaugarat. Los ombúes de la zona le dieron su nombre y fue famosa por su fama trágica y peleas de facón. No han quedado más que recuerdos del tute y la juerga, pero sigue siendo digna de visitar.
En Capilla del Señor se ha desarrollado un circuito de restaurante de campo que llama a disfrutar de agradables momentos en familia o con amigos. La estancia Los Viejos Ombúes combina las más clásicas actividades de campo con buena mesa. Una larga pasarela de árboles conduce al corazón de la estancia. La estrella del lugar, sin dudas, es el enorme restaurante de campo, con su imponente horno a leña. La cocinera, Bety, tiene el talento de convertir las cosas más sencillas en platos infalibles. Los ravioles de verdura con fileto son imperdibles, y las manzanas a la Borgoña con helado de crema son inigualables.
Distancia desde Capital Federal: 80 km.
Cómo llegar: por Panamericana, Ramal Pilar hasta el km 60, cruzar peaje Larena, pasar la Ruta 6 y tomar la primera salida a mano derecha, la Ruta Provincial 39. 11 kilómetros más adelante está Capilla del Señor. Es una buena opción para quienes no tienen auto, ya que el colectivo 57 que sale de Plaza Italia llega hasta el pueblo, en proximadamente 1 hora y media.

GOUIN
Es un pueblito tranquilo de costumbres clásicas, donde todos se conocen entre sí y la gente sale a la vereda a tomar el sol de la tarde acompañando por unos mates. Ofrece tranquilidad, buena gastronomía y es ideal para ir con niños. La historia de Gouin, como la de tantos otros pueblos de la provincia de Buenos Aires, está ligada a la creación del ferrocarril, que inició sus servicios en 1908. Hoy cuenta con tan solo 134 habitantes y es uno de esos pueblos que parece haber frenado en el tiempo.
Se respira serenidad, ese espíritu de siesta, que luego se ve interrumpido por las charlas con vecinos o la visita a alguno de los antiquísimos bares donde la picada, la pizza y cerveza helada son el centro de atención de todos. Los segundos domingos de cada mes, el pueblo de Gouin realiza una Feria de Productos de Campo, donde se puede encontrar variedad de producciones locales que van desde aves de corral hasta artesanías, antigüedades, dulces, asado campero y los clásicos pasteles del pueblo.
El primer fin de semana de diciembre, Gouin se viste de fiesta para recibir a los visitantes que se acercan para participar de la reconocida Fiesta Provincial del Pastel, en la que durante tres días se pueden degustar los mejores pastelitos bonaerenses y ver diferentes espectáculos artísticos.
Como todo pueblo, se desarrolló en torno a la plaza, donde hay que visitar la capilla dedicada a San Agustín y la La Pulpería Don Tomás, atendida por sus dueños, que ofrece picadas de campo, pastas caseras y asado.
En la antigua estación de tren está el restaurante de campo La Estación, que todavía hoy mantiene su antigua fachada. Ahí se sirven empanadas criollas y ocho variedades de pastas con distintas salsas. Cuentan con un menú accesible que incluye entrada de fiambres, ravioles de verdura y ricota y un postre casero.
Distancia de Capital: 140 km.
Cómo llegar: En el partido de Carmen de Areco, a la altura del km 137,8 de la ruta 7, tomar el desvío; son 10 km más por camino de tierra.

CARMEN DE ARECO
Es un pueblo para ir a recorrer a pie. Caminatas sin rumbo fijo por los caminos de campo, una deliciosa comida casera en algunos de sus restaurantes, el sonido de los pájaros y el silencio del horizonte. Carmen de Areco es uno de los pueblos más antiguos de la provincia. Fundado en 1780, es un arcaico fuerte defensivo a orillas del río Areco que data desde los tiempos del Virrey Vertiz. Recién en 1857 cambió su nombre por el actual.
Entre sus atractivos, se destacan la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, originaria de 1861, la misteriosa Torre del Silencio que se alza en medio del cementerio, y la cabaña de las brujas, uno de los únicos criaderos de jabalíes para consumo que existe en la provincia. También se puede pasar el día en el Camping Balneario Municipal, a orillas del río Areco, un ambiente natural y tranquilo entre el asado y el mate. Parada obligada por la carnicería: Carmen de Areco no sólo tiene buenos precios, sino que es famosa por sus carnes, chorizos y nuevas incorporaciones como las milanesas de cerdo. Para ir a comer, sugerencia que sonará un tanto rara: la pizza de la Shell sobre la ruta 7, que no tiene mucho que envidiarle a cualquier otra pizzería del conurbano.
En el balneario, sobre una isla fluvial cruzando el río Areco, se encuentra el restaurante Saona, donde su propietaria, María Fitzsimons, y su hijo, reciben a los comensales en un acogedor salón decorado con pocos pero elegidos objetos de estilo rural. Los domingos cuenta con menú fijo (pastas o asado criollo y postre); en cambio, viernes y sábados ofrecen una variada carta que incluye pescados y aves.
Distancia desde Capital Federal: 140 km.
Cómo llegar: Desde Buenos Aires, salir por Acceso Oeste hacia Luján y continuar por Ruta 7. La salida al pueblo se encuentra en el cruce de la Ruta Nacional 7 y la Ruta Provincial 51.

VILLA RUIZ
A solo una hora de Buenos aires, esta pequeña localidad posee emprendimientos gastronómicos y varios sitios de interés. Tan sólo 900 habitantes viven en el pueblo, ideal para pasar un día de campo con comida casera, calma y tranquilidad. Hasta 1880, fue un campo abierto para vacas. Villa Ruiz fue fundado con la llegada del Ferrocarril Lacroze (que unía Chacarita con San Andrés de Giles). El pueblo creció al compás de los trenes que transportaban cereales, leche, encomiendas y hacienda. En la década del 90, el ferrocarril dejó de pasar por el pueblo y el pueblo entró en decadencia. En la actualidad la estación fue reciclada y allí funciona durante los fines de semana la Feria Artesanal La Estación, que comercializa los productos que realizan los vecinos. No dejen de visitar la panadería La Emilia, que cuenta con un enorme horno a leña que data de 1914, y donde elaboran pan y galletas de campo para los pueblos de Villa Ruiz, Carlos Keen, Luján y Cortinez.
El restaurante La Posada del Virrey ofrece platos caseros para compartir en un ambiente cálido y familiar en el interior de la casona. Es una casa centenaria que data de 1894, que además del restaurante ofrece actividades como cabalgatas, paseos en bicicleta, caminatas y juegos de salón. Los más chicos pueden compartir su estadía con los animales de la granja.
La Posta del Camino Real es una antigua casa de campo para ir a disfrutar de un almuerzo rodeado de una hermosa arboleda. Para empezar, ofrecen picadas y empanadas de carne, luego se puede seguir con pastas, parrillada o lechón al horno de barro.
El hotel de campo de La Estancia Vieja cuenta con un restaurante de 90 cubiertos. Un sitio ideal para quienes buscan disfrutar de los sonidos y aromas del campo. El Rincón, así se llama el restaurante, ofrece pan recién horneado, fiambres, pastas caseras, parrilla y pastelería artesanal.
Otra buena opción, en especial si están buscando pasar una tarde larga y distendida, es el country restó del club de campo Los Árbolesa, que cuenta con 330 hectáreas arboladas con dos piletas y la posibilidad de realizar cabalgatas. Asado criollo, picadas de campo y postres caseros.
Distancia desde Capital Federal: 92 km.
Cómo llegar: Se accede por acceso Oeste hacia Luján. Luego de pasar el río Luján, a 2 km, sale a la derecha un camino asfaltado hacia Carlos Keen: hay que atravesar el pueblo y luego de 7 km se llega a Villa Ruiz.

AZCUÉNAGA
Es el lugar perfecto para los viajeros que les guste charlar con los locales y los vecinos. Nacido en 1880, al pie de las instalaciones ferroviarias, Azcuénaga es un pueblo rural ubicado dentro del Partido de San Andrés de Giles, donde se conjugan la serenidad del campo, la naturaleza y la historia local. Como tantos otros poblados de la provincia, comenzó siendo una estación ferroviaria, la primera que tuvo el partido de San Andrés de Giles. El gran edificio de la antigua estación de tren se impone todavía con su techo piramidal de teja francés, y ha sido declarado Lugar Histórico desde 1988. Frente a la estación se encuentra el Antiguo Almacén de Ramos Generales, actualmente mini mercado. Se puede recorrer la Plaza Miguel de Azcuénaga, donde por las tardes los artesanos exhiben sus productos y los productores locales venden miel y huevos.
Otro punto de interés es la panadería La Moderna, fundada en 1917, con un tradicional horno a leña en el que se fabrica galleta de campo, pan y las típicas tortas negras. No dejen de visitar la Capilla Nuestra Señora del Rosario.
A la hora de comer pueden ir al restaurante de campo La Porteña, ubicado frente a la estación de Azcuénaga. El menú cuenta con pastas caseras, picadas con fiambres caseros y escabeches, empanadas, pizzas y tortas caseras.
Otra opción es el Almacén CT&Cía, restaurante que funciona en el predio de la antigua Casa Terrén, un almacén de ramos generales que existió allí desde finales del siglo XIX. Ofrecen picadas, pastas y parrilla, y hasta vino de la casa (Cabernet y Malbec, que pasan largos meses guardados en barricas de roble francés), pero mejor aún es sentarse a tomar el té y probar algunas de sus tortas: apple crumble, marquisse de chocolate, brownies, lemon pie y hasta torta galesa, con un rico café expreso.
También pueden optar por el restaurante de campo y hostería La Casona de Toto, atendida por sus amables dueños, donde se realizan peñas y guitarreadas. Asados, pastas y dulces caseros son algunos de los destacados de la carta.
Distancia desde Capital: 110 km.
Cómo llegar: Se debe llegar a San Andrés de Giles (Ruta 7), o bien por tierra desde la Ruta 8, continuación de la ruta 193 Solís a la altura del km. 97.5.

MERCEDES
Es la capital nacional del salame quintero. El segundo fin de semana de septiembre se realiza la Fiesta Nacional del Salame Quintero, donde se pueden probar algunos de los mejores salames del país. Tranquilo, de ambiente pueblerino, Mercedes es ideal para ir a pasar un fin de semana en una quinta o estancia de la zona, visitar el parque municipal, con su arbolada, mesas y asadores, y comer al borde del río Luján, y por las tardes, recorrer los antiguos bodegones, pulperías y almacenes.
Entre los más famosos, se encuentra La Pulpería de la familia Di Caterina, a la vera del Río Luján, que data del 1800. Cacho Di Catarina, el último pulpero de la familia falleció en 2009, pero la pulpería sigue abierta. Se ha inundado cerca de 40 veces a lo largo de su historia, pero aún conserva su palenque original y recibe a los visitantes en el clásico mostrador de estaño para ofrecerles una grapa, una picada de fiambre casero, empanadas y otras delicias de campo. El 80% del mobiliario es el original, el mostrador de estaño y madera, las 20 mesas de madera, las estanterías, la antigua balanza y botellas de bebidas que están sin tocar desde hace 101 años. En la pulpería todavía está la orden de captura contra Juan Moreira, de 1869, que fue uno de sus habitués del lugar. Fue declarada patrimonio histórico de Mercedes. También fue escenario de la película “Don Segundo Sombra”.
La Vieja Esquina fue una fábrica de licores. Hoy funciona como casa de picadas y despacho de bebidas, y es uno de los lugares más populares entre los locales.
Distancia desde Capital: 100 km.
Cómo llegar: Acceso Oeste hasta Luján, continuar por la Ruta 5 hasta llegar a la rotonda de acceso a Mercedes, apenas unos kms. pasando la Ruta Provincial 41.

NAVARRO
A solo 100 km de la capital, Navarro parece otro mundo. Un lugar para pasar el fin de semana en el medio del paisaje pampeano. En la entrada al pueblo se encuentra una laguna de casi 200 hectáreas, rodeada de distintas arboladas, que cuenta con buenos servicios para quienes disfruten de pasar el día al aire libre. Se puede realizar parapente o pasar el fin de semana en las cabañas Laguna Soleada. Entrando al pueblo por bulevares arbolados, palmeras y viejas casonas, se llega a la estación, que hoy funciona como predio de la recreación de un viejo fortín de campaña. Navarro surgió en 1767 como guardia fronteriza contra el asedio indígena, pero siempre fue un pueblo lechero, lleno de tambos y chacras.
Una vez en el pueblo, se puede visitar La Plaza Dorrego, el hipódromo y el Parque del Bicentenario, creado en 1998 en conmemoración de los 200 años del pueblo. Para ir a comer, la opción más popular es La Protegida, un almacén y museo de campo donde se pueden ver muchos objetos que forman parte del patrimonio cultural de la zona. Suele haber algún show o payadas (especialmente los fines de semana), y para comer hay tablas de fiambres y quesos, empanadas, brochettes de cerdo y pollo con verduras y papas fritas. La especialidad de la casa son las empanadas de dulce de leche y queso: no se las pierdan.
Otro lugar que convoca a locales y turistas por igual es el restaurante de campo La Lechuza. Este almacén de campo devenido en restaurante es un lugar que no anda con grandes adornos, platos gourmet ni mozos profesionales. Es un lugar sencillo, donde ronda la calidez y la comida casera de verdad. Mesas con tablones y bancos de madera, un quincho con piso de tierra como los de antes. En La Lechuza se cobra por persona, como se hacía en los antiguos tambos. Por $150, se incluye un día de campo completo con almuerzo con aperitivo y tabla de fiambres, entrada (empanadas), luego pollo al horno con papas y batatas, ravioles caseros y el popular flan casero con dulce de leche. Se sirve la comida en grandes fuentes y se puede comer cuanto se quiera. Por la tarde, sirven café, mate cocido y pastelitos.
Distancia desde Capital Federal: 100 km.
Cómo llegar: Autopista Ricchieri hasta Rotonda Ruta 3 (Cañuelas), seguir por Ruta 205 hasta Lobos. Seguir hasta la Ruta Provincial 41, girar en sentido derecho y continuar casi 30 km hasta la ruta de ingreso a Navarro. Quienes se encuentren en zona oeste pueden llegar por Acceso Oeste y tomar la Ruta Provincial 200.

LUJÁN
Un excelente rincón para hacer un alto y sentarse a la mesa. Luján creció alrededor del santuario a la Virgen María, establecido aquí a partir de 1671, y siempre ha tenido un fuerte atractivo religioso. La Basílica de Luján es el icono de la ciudad. Es una escapada para cualquier época del año, para visitar el complejo colonial que rodea la Plaza Belgrano y el Museo del Transporte. También se puede visitar el embarcadero del río Lujan y dar un paseo en catamarán. Si estás visitando la basílica, a solo unos pasos, sobre la calle San Martín se encuentra el famoso Pub Alemán, donde la especialidad son las tablas, la cerveza y las salchichas alemanas.
Luján también es hogar del famoso restaurante Monjitas Africanas, donde se pueden probar las ancas de rana u optar por el menú fijo. Reconocida por sus famosos restaurantes y almacenes de campo, esta localidad ofrece una amplia variedad de comidas tradicionales, en especial pastas caseras (los raviolones son un clásico) y excelente asado.
Se dice que 1800 es el mejor lugar para comer en Luján. En una esquina que data de 1740, cerca del centro, en un ambiente de almacén de campo, buena comida y excelente atención. Provoleta, portobellos salteados en manteca, mozzarella apanada, mejillones provenzal, parrilla, pastas, pescados y mariscos son solo algunas de las opciones.
En el restaurante de campo La Carolina se come asado de primera en un ambiente familiar, a tan solo algunos pasos de la basílica.
También es buena opción Plumas Verdes, que cuenta con muy buen asado, empanadas, achuras y show musical, en un reducto muy familiar y con fuerte tradición folclórica. También atrae el parque arbolado, ideal para matear a la tarde.
Distancia desde Capital Federal: 67 km.
Cómo llegar: El acceso al pueblo se encuentra en el km 137,800 de la Ruta 7 (Acceso Oeste) y luego 10 km aprox. por tierra.

Hay recetas faciles, recetas complicadas, recetas con sus trucos, y recetas que llenan la cocina de olores increibles.
Estas madeleines son suaves, aireadas, bien esponjosas, con mucho aroma a limon y cada tanto el crocante de las amapolas. Textura perfecta y la promesa de llenar tu cocina con ese olor que te hace sentir en tu panaderia preferida en unos segundos.
Una version simplificadisima de este clasico frances, que te van a hacer sentir como la reina de la pasteleria.










Madeleines de limon y amapolas
(rinde 16 madeleines)
Ingredientes:
.1 huevo
.1 yema
.ralladura de medio limon
.80 grs azucar impalpable
.1/2 taza de harina 0000
.1/2 cda de polvo de hornear
.60 grs de manteca derretida, enfriada
.1 cdita de amapolas
.bandeja para madeleines

P
reparacion:

-Enmantecar la fuente de madeleines
-Batir huevos, limon y azucar hasta que quede bien palido y espumoso
-Agregar harina tamizada y polvo de hornear a la mezcla
-Agregar manteca y amapolas
-Colocar 1 cda de la mezcla a la bandeja de madeleines
-Llevar a horno precalentado a 190C por 10 minutos

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