FOOD

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El otro día en el supermercado estaba buscando inspiración en la góndola de galletitas y me acorde que había leído en la parte de atrás de un bizcochuelo exquisita la receta para hacer Bay Biscuit (sí, a veces busco atajos y hago bizcochuelo de caja, no me juzguen).
Compré una caja de exquisita, huevos, leche y me volví a casa. Como en la magia de la televisión, casi sin esfuerzo, tenia torta de vainilla impecable, pero me encontré con un problema, y es que cuando empece a cortar la torta, me pareció un desperdicio poner a secar una torta que había salido tan esponjosa y húmeda; entonces cambie mis planes y en vez, me propuse armar mini porciones de torta esponjosísima, con un rico glaseado para sumarle un detalle. El glaseado es apto para dummies, y me pareció una receta perfecta para hacer con chicos. Anímense, compartan, y déjenle la cuchara a los cocineritos.

Bizcochuelo con glaseado de limon y amapolas

Ingredientes
-1 bizcochuelo exquisita
-300 grs de azucar impalpable
-1 limon
-amapolas para decorar

Preparación
-Preparen el bizochuelo siguiendo las instrucciones del paquete, pero si tienen un molde rectangular, coloquen la mezcla en ese molde, asi van a tener menos desperdicio. El secreto para un bizcochuelo perfecto es un horno precalentado, un batido largo para que la masa quede bien aireada, y un horno bajito, para que se cocine de a poquito. Dejenlo enfriar antes de cortar.
-Mientras, preparen el glaseado mezclando azucar impalpable con un chorrito de limon. Vayan agregando azucar o mas jugo de limon hasta que consigan una consistencia suave pero bastante pastosa, si es muy liquido les va a quedar muy finito y tarda bastante mas en secarse.
-Corten del tamaño que mas les guste. Pueden dejarla sin bordes para que quede bien blanquita, los pueden hacer tipo cuadrados altos, bajitos, circulos, o saquen algun molde, sean creativos.
-Unten el glaseado y decoren con amapolas, granas o coco rallado.
-Dejen que se quede un poco el glaseado antes de comer!

Es una de las creadoras de la feria de gastronomía más importante de nuestro país. Entre grabación y grabación, habló con Oleo Dixit sobre Masticar 2013, y también contó la historia que la llevó a la cocina y a la tevé, y cuáles son los secretos de su intuición. Además, la lista de sus favoritos para comer pizza, parrilla, chino, brunchs, sopa y papas fritas.

Ya lo escuchamos todos, se viene la nueva edición de Masticar, la primera y única feria de cocina argentina realizada íntegramente por cocineros. Luego del éxito de Masticar 2012, se viene una versión reloaded a todo trapo. Cuatro días, en un espacio más grande, más clases de cocina, más puestos de comida y un mercado con más productores.
Entre grabación y grabación y sus mil actividades, Narda Lepes, parte del comité organizativo y muchas veces portavoz de Masticar, se hizo un espacio para charlar con Oleo Dixit y contarnos qué está pasando en los entretelones.
La entrevista arranca casi una hora y media más tarde de lo pautado. Es el primer día de grabación y los tiempos se alborotan. Tay, la asistente, me tiene al tanto y cuando ve que hay 20 minutos libres corre al teléfono y me la pasa.

- Hola, Narda, muchas gracias por atenderme, sé que estás a mil, así que voy a tratar de ser expeditiva.
- Vos relajá… Cuando me avisan que seguimos, me tengo que ir, pero mientras tanto vos preguntá todo lo que quieras.
- Dale, arrancamos entonces.

¿Cómo surgió Masticar y por qué “comer rico hace bien”?
Desde ACELGA (Asociación de Cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina) creamos Masticar un poco pensando en la feria a la que nos gustaría ir a nosotros, pero al mismo tiempo con foco en que fuese un espacio que pudiésemos disfrutar todos, no sólo los cocineros. Una feria para que la gastronomía argentina se instale un poco más, y donde se aprenda la importancia de una comida buena, rica, casera. Eso es “comer rico hace bien”: la comida hecha de cero, con buenos ingredientes, porque la comida rica es mejor. El nombre surgió entre miles de ideas, votamos, salió mayoría y quedó.

¿Cómo hacen para ponerse de acuerdo entre tantos? (Son más de 50 integrantes).
Nunca vamos a estar todos, todos de acuerdo, y menos que menos conformes. Trabajamos muy de levantar la mano, de quien tiene ganas y tiempo, y vamos armando entre todos. Todo este mes es una locura, y en realidad es un trabajo de todo el año que culmina ahora en resolver cositas, los últimos detalles.

En una entrevista dijiste “a mí nadie me paga por promocionar un alcaucil, pero yo igual lo promociono”. Masticar tiene un poco que ver con eso, ¿no?
Exactamente. En Masticar abrimos un lugar donde promovemos lo que la gente necesita comprar de verdad: nuestro cuerpo necesita verdura, buena carne, productos frescos. Los argentinos devoramos, comemos más carne de la que deberíamos, comemos poca fruta y verdura, casi no comemos legumbres. Nuestros abuelos comían estas cosas, nosotros dejamos de comerlos ¡porque alguien nos dijo que daban pedos! La gente dejó de saber prepararlos. Hay algo mítico de que te va a caer pesado, y nada que ver. Las arvejas son espectaculares, el guiso de lentejas no necesita 2 kilos de chorizo colorado para ser rico. En gran parte el problema no está en lo que  comemos sino en lo que no comemos. Decimos que no tenemos tiempo, pero pasamos tantas horas frente a la pantalla, con la tele, el teléfono, la compu. En ese tiempo ¿por qué no mejor ocuparse de lo que uno come?

¿Cómo eligen a los restaurantes que participan?
Tienen prioridad los restaurantes que participaron el año pasado, después los que habían participado en la feria pero no habían tenido puesto porque estaban trabajando, y algunos otros que no nos había dado el tiempo para estar: la idea es que los cocineros y productores estén ahí en sus puestos. Por último, queríamos agregar gente que sume contenido, nos parecía súper importante que hubiera algo para celíacos, algo vegetariano. Casi todos los puestos van a tener dos platos y un extra, alguna cosita más chica, una ensaladita, algo dulce. Yo, por ejemplo, voy a tener un choclo. La idea es que haya algo para todos. Un plato de $45, un plato de $30 ($35 como máximo), y algo de $10 o $15.

¿Cuál es el desafío de Masticar 2013?
El desafío es que la feria siga creciendo y se convierta en un verdadero clásico de nuestra cultura culinaria. Tratamos de hacer algo como el año pasado pero mejor. Crecer de a poquito. Es recién la segunda edición de la feria y queremos que dure. Me tengo que ir a seguir grabando, ¿hablamos en un rato? Tay, llamala después que no terminamos, ¡un beso!

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Así terminaba la primera parte de la entrevista. Volvimos a hablar como a las 10 y pico de la noche, cerrada la grabación, ella ya en el auto con su princesita Leia, y aun así me dedicó un rato más.

¿Quién es realmente esta cocinera tan mediática que nos dice que los argentinos todavía tenemos mucho que aprender?
Encontré un equilibrio para que el trabajo no sea rutinario y para comunicar lo que me interesa y me importa. Soy desorganizada pero muy proactiva, hago cosas todo el tiempo.

¿Cuál es tu primer recuerdo asociado a la comida?
Mi primer recuerdo es Venezuela, las arepas, la fruta, mi mamá… El choclo, mi mamá me hacía empanadas de choclo. Viví en Venezuela entre los 2 y los 7 años. Ahí me desperté.

¿Cómo llegaste a la cocina?
Cuando terminé el secundario no estaba segura de lo que quería hacer, así que decidí tomarme un año sabático. Vengo de una familia atípica para ese momento, padres un poco hippies, bastante modernos. Cuando era chica y me rateaba del colegio, me iba a mi casa, entonces ellos confiaban en que si me tomaba un año no iba a no hacer nada de nada. En esa época de mi vida lo importante era la ropa, salir, el ahora. Mi viejo me regaló un pasaje para viajar por Europa pero lo guardé. Los primeros seis meses de ese año salí todos los días, hasta que me aburrí. Me enteré de un curso de cocina con Francis Mallmann, que daban a la vuelta de la casa de mi novio, y me anoté. Eran todas señoras conchetas y yo. El curso me gustó, me divertía, me quedaba después ayudando en el restaurante. Después fui a una escuela más formal y empecé a trabajar. A los 22 agarré el pasaje de mi papá y me quedé casi un año en París, viajé un poco, conseguí trabajo en un restaurante francés como ayudante, uno de los cocineros se enfermó y me pidieron que cubriera su puesto, y ahí quedé. No hubo un click, se fue dando naturalmente, y una cosa me llevó a la otra. Lo agarré como algo para mí y no lo solté nunca más.

¿Es cierto que llegaste a la tele por un sándwich?
(Se ríe). Sí, es cierto. El amigo de un amigo de mi papá me pidió que fuera a un casting; estaban buscando gente joven que supiera cocinar. Yo había vuelto de París, y tenía dos restaurantes en Buenos Aires, pero no tenía ninguna intención de llegar a la tele. Me hinchó tanto que dije bueno, voy. Para mí era un trámite. Me acuerdo que había un montón de ingredientes y me pidieron que armara algo con eso, pero tenía que preparar algo que me permitiera cocinar y hablar al mismo tiempo, porque además tenía que contar una anécdota. Preparé un sándwich. No preparé uno canchero sino el que tenía ganas de comer, y lo peor de todo fue la anécdota, porque conté que una vez le chupé un ojo a un conejo. Estaba comiendo una paella y en un momento comí algo que no tenía gusto, lo puse en una servilleta y me fui diciendo no miro, no miro, no miro, y cuando abrí la servilleta vi que ¡le había chupado el ojo a un conejo! Esa fue la anécdota que elegí contar. Creo que lo del sándwich era lo de menos.

Al principio te costaba, ¿no?
Costó, costó, miraba para abajo y no me reía ni loca. En producción me preguntaron con quién charlaba de cocina y les dije que con mi amiga Yamila. Entonces me hicieron carteles que decían “Yamila” para que yo le hablara a ella. De a poco me fui relajando.

Cambiaste El Gourmet por Utilísima. ¿Por qué?
Diez años era un poco una etapa cumplida. Cuando me llamaron de Utilísima, yo iba con todas las intenciones de decir muchas gracias pero no. Cuando me contaron el proyecto de Doña Petrona no me pude resistir, sabía que si no lo hacía me iba a arrepentir. Antes de hablar de números, yo ya sabía que les iba a decir que sí, aunque obviamente esperé a hablar de números para aceptar (se ríe). A cualquier persona que le decís Doña Petrona, lo relaciona con cosas positivas, con la cocina casera; la gente está necesitada de eso, y es lo que yo quiero transmitir. Y trabajar con mi tía estuvo buenísimo. Cuando empecé a trabajar en Utilísima era un canal que se centraba en la mujer, en la casa, en la familia. Yo venía de viajar por el mundo y necesitaba un ancla, esa cocina hogareña, estaba bueno ese lado familiar. Y mi tía brindaba desde su experiencia. Yo en ese momento hablaba de oído porque todavía no tenía a Leia. Ahora la tengo en brazos durmiendo en el auto.

¿Cómo lográs hacer tantas cosas y también ser mamá?
Leia está siempre conmigo, viaja conmigo, viene a grabar, estoy cerca todo lo que puedo. Y los fines de semana trabajo poco. Cuando trabajo, trabajo mucho, pero después el balance uno lo encuentra. Y cuando digo nos vamos, nos vamos a la mierda una semana, quince días y no me llevo la compu, ¡no atiendo el teléfono! Disfruto mucho estar con Alejo y con Leia, y con amigos. Sé que me puedo ir. Eso lo aprendí hace un tiempo: te podés ir en la mitad del quilombo, y no pasa nada. Uno cree que no se puede no estar. Antes estaba más conectada. Capaz que cambié desde que se murió mi mamá. De un día para el otro tuve que desaparecer. Como si mañana todo lo que estás haciendo no importara más. No importa el teléfono, no importa nada. Así estuve dos, casi tres meses. Hacer ese hueco de golpe te hace dar cuenta de que no pasa nada. Todo sigue en el mismo lugar, uno no es tan imprescindible, y las cosas se arreglan. Y lo que no se puede arreglar, no pasa nada.

¿Tenés privacidad?
Sí, a full. La gente cree que ve más de lo ve. Uno muestra hasta lo que quiere. A Leia la vieron de bebé y después nunca más.

¿Leia por la princesa Leia?
Exactamente. Mi nombre también es de una historieta, la novia del mago Mandrake, y también es una princesa. Leia estaba entre mis ídolas de chica, las otras eran La Mujer Maravilla y Los Ángeles de Charlie, pero no me gustaban como nombres.

¿Cocinás para tus amigos?
Organizar para cocinar yo no, pero porque siempre viví en una casa con cocina muy chica: en casa de herrero cuchillo de palo, literal. Ahora que me mudo y voy a tener una cocina más grande, tal vez ahí sí.

¿Qué es lo que más disfrutás?
Creo que lo que más me gusta es viajar. Viajo cuando no estoy trabajando también. Y la verdad es que hago lo que me gusta.

¿Cuál es tu secreto?
No tengo un secreto, trato de hacer lo que me gusta y no quebrantar algunas cosas. Si no suma para que se coma mejor, yo no lo hago, y no vendo nada que yo no compraría. Después, me animo a hacer cualquier cosa.

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Para cerrar, unas preguntas especiales para los usuarios de Oleo:
¿Adónde vas a comer?
Voy mucho a los mismos lugares, a Hong Kong StyleEl Pobre Luis, Oui OuiHelena.

¿Sos exigente cuando vas a comer afuera?
Soy muy exigente en la relación precio-calidad. Si pago cierta suma, pretendo que las cosas funcionen de cierta manera. Si como en un puesto en la calle y está buenísimo, no me importa si no hay una servilleta. Ahora, si voy a un lugar donde el cubierto sale $100, o a otro donde sale $350, no me podés dar el mismo producto; si no, hay algo que está mal en la cuenta, no puede ser el mismo langostino. Andá a pedir langostinos a Hong Kong Style, fijate lo que salen y cuántos vienen. Vas a ver lo que te digo.

Vos que sos fan de las sopas. ¿Un buen lugar para tomar sopa?
Donato en Cucina Paradiso hace ricas sopas. Pero faltan lugares que hagan sopas específicamente, buenas sopas. Algunos hoteles hacen ricas sopas. En Oui Oui hacen rica sopa y Hong Kong Style tiene la sopa picante más rica del mundo; ah, la de tomate también es muy buena.

¿Con qué te tentás?
Antes del embarazo no comía nada dulce, ahora cada tanto necesito chocolate, y papas fritas. Con las papas fritas me tiento mal, pero papas fritas de verdad, caseras, las de El Pobre Luis o las de Happening. Ni loca como las papas que vienen congeladas prefritas, y les digo a todos que no las coman: ¡es pura grasa hidrogenada!

¿Ingrediente favorito?
Sal, limón, azúcar, poco de cada.

Pregunta cholula: ¿a qué famoso le cocinaste?
Cocinamos para muchos músicos: Blur, REM, Madonna, Ricky Martin, Shakira, Neil Young.
Neil Young tomaba té todo el día, más té, más té. Pedía agua todo el tiempo, casi que no nos daban las hornallas del evento para calentarle el agua. Madonna no come casi nada, arándanos y una zanahoria. Su staff pide muchísima comida, pero ella muy poco, y con un nivel de exigencia altísimo. Un solo ejemplo: hay un tipo que toma la temperatura del agua con que lavás los platos.

¿Cuál es la mejor comida del día?
Desayuno bien, trato de que sea un momento de pasar en familia. Soy de las que en los hoteles se levanta temprano, ¡no sea que me vaya a cerrar el desayuno!

¿Y dónde sirven un buen desayuno?
Depende del desayuno que quieras. El brunch de Elena del domingo fue de lo mejor que comí últimamente. Para café con leche y medialunas con jamón y queso me gusta  New Jonathan. También me gusta mucho Oui Oui. Y si tenés presupuesto,  el Alvear, que es re top.

¿Tu pizza favorita?
Me gustan mucho las pizzas biancas, las que no tienen salsa de tomate. Me gusta Siamo nel Forno; la del 5 y 5que está a la vuelta de mi casa está muy buena. También me gustan las de media masa tipo Angelin o Las Cuartetas, pero ahí como fugazzeta.

¿Una parrilla?
Tengo tres, y como un corte de carne en cada una. En El Pobre Luis como ojo de bife, en Happening entraña y asado de tira del centro, y en La Cabrera bife de chorizo.

¿Un lugar para tomar un trago?
Florería, donde también se come muy, muy bien; cocina un colombiano (Pedro Peña) muy rico, muy sabroso. Simple y original, que es algo muy difícil de hacer. Me gustan los tragos de Tato (Giovannoni, a cargo de la barra). También cualquier lugar donde haya pasado Inés (De los Santos).

¿Dónde comprás?
Compro muy variado, a veces compramos al por mayor y ligo lo que va quedando; si no en el Barrio Chino, y en una verdulería que está en Soldado de la Independencia y Federico Lacroze: ahí compro verdura y fruta, cara, pero muy, muy buena; todo es perfecto, nada falla, pero, bueno, sí, te fajan.

¿Música para cocinar?
Cualquiera, porque todo suma. Siempre mejor con que sin.
Se empiezan a entremezclar días cálidos con otros más fríos. Los días parecen más largos y ya no salimos de noche de la oficina. Empezamos a pensar en guardar los abrigos de invierno y al mediodía ya podemos salir a la calle con una remera (pero a no olvidarse algún bucito que a la noche siempre refresca). Está llegando la primavera, mi estación favorita. El momento del año en que empezamos a estirar el cuello como girasoles y suricatas buscando los rayos del sol en terrazas, patios y veredas para un almuerzo al aire libre. Nuestra ciudad está repleta de terrazas, patios, veredas y galerías para aprovechar. Mientras que en verano nos resguardamos del calor insoportable bajo la sombra de los árboles, los techos de las galerías o los patios internos con sombrillas, la primavera es de las terrazas. Para ir solos o acompañados, al mediodía, a la noche, a tomar un trago o para merendar un sábado, estas son algunas de las terrazas más lindas de Buenos Aires.

Una casona de la calle Honduras, mesas de madera y sillas recicladas, baldosas de damero, paredes de ladrillo, muebles rústicos y un mostrador con tortas que dan ganas de chuparse los dedos. El súmmum está subiendo la escalera, en la terraza a cielo bien abierto. Todo lo que ves y lo que probás en deCata me pareció bueno y tentador. En la primera visita, a pesar de mis ganas de ir directo al postre, me animé a probar un plato del día (ensalada con pollo rebozado) y no me decepcionó. La canasta de panes me pareció buenísima, y para cerrar un almuerzo a todo trapo tomé un rico té de Tealosophy y acompañé con cheescake de maracuyá (muy, muy bueno). La atención es un poco lenta, pero salir a comer a una terraza es para estar relajado, dejá de mirar el reloj y disfrutá del solcito en la espalda. Cuando me vieron sacando fotos a todo, un comensal en la mesa vecina me dijo que volviera para probar el brunch: volveré pronto.
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Decata: terraza a cielo abierto en Palermo
Como muchos de los restaurantes de la zona, el lugar es muy lindo. Una vieja casona de 1807, con pisos de cerámica, enredaderas y rejas de hierro. Lugar ideal para quienes quieran cortar la rutina de la semana con una salida en pareja y cenar al aire libre. Pueden ir tempranito y arrancar con un trago, ya que a las 18 hs arranca el happy hour en la terraza. La comida es excelente, en particular llaman la atención las entradas y el postre. La sopa de cebolla es destacable, como también la terrina con tostadas, cebolla y salsa de miel y mostaza. De postre, la crème brûlée de naranjas merece saltarse los principales para asegurarse un lugarcito en el estómago.

Tengo la gran suerte de no trabajar en el microcentro, lo que no solo me aliviana el traslado matutino sino que cuando más lo agradezco es al mediodía, cuando salgo a dar una vuelta y no tengo que soportar el ruido de bocinas y la contaminación de los miles de autos transitando. La Esperanza es uno de mis lugares preferidos para desayunar o almorzar en la semana, y cuando empiezan los días de calor opto siempre por la terraza. Me encanta el ambiente, y la comida es muy buena y no demasiado cara. Casi siempre pido ensalada (que son abundantes y hay bastante variedad: la de verdes con brie, almendras tostadas, tomates secos y palta es mi preferida). Si estoy con bastante hambre pido guacamole de entrada y chocotorta de postre, aunque a veces elijo los platos del día o un sándwich (de salmón o roastbeef), que viene con papas rústicas o ensalada. También es una buena opción para desayunar el fin de semana o tomarse un cafecito a la tarde con una cookie de almendra.

En una de las zonas más top de Buenos Aires se encuentra una de las terrazas más bonitas. Esta trattoria es ideal para ir un miércoles de after office a tomarse un drink y quedarse a cenar, o para hacer anti-domingo por la tardecita. Muy buen servicio, buena carta de vinos y aperitivos (recomiendo el Campari Spritz), muy ricas las bruschettas y la burrata como entradas; aunque si van solo a picar, opten por el antipasto que viene con varios platitos como garbanzos provenzal, verduras grilladas, caponata, fiambres y encurtidos, entre otras cosas ricas. Un lindo detalle es que el pan viene en bolsas de papel madera con el nombre impreso, original. De los principales, los premios van para las pastas que salen al dente, como corresponde; prueben la lasagna, risotto de hongos o gnocchi bolognesa, muy buenos. Para los que simplemente quieran ir a terrazear un rato y tomarse un cafecito con cantucci, también vale; el café es Illy, nunca falla.
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Trattoria Olivetti, una de las terrazas más bonitas de Buenos Aires
La terraza de Fundación Proa ofrece uno de los paisajes más extraordinarios de La Boca. Según Lucas Angelillo, chef de Café Proa, esta primavera la sensación de la nueva carta van a ser los tragos, jugos, smoothies y aperitivos. Se suman nuevos sándwiches (de pollo con guacamole y queso, o de salmón ahumado, brie y rúcula) y las nuevas propuestas de finger food, entre los que se encuentran de guacamole, hummus, espinacas a la crema con nachos y papas rústicas. Un lugar ideal para sentarse un rato largo a disfrutar de un jugo de tomate y mirar el horizonte, y después seguir con un paseo por Caminito.

¿Café, restó, librería y terraza, todos en un mismo lugar? Imperdible. En la esquina de Thames y Nicaragua, a pasos de tantas otras opciones, este lugar gana porque tiene un ambiente único. Música tranqui, una muy buena selección de libros (y lo que no tienen te lo consiguen, ¡y en 24 horas!), comida rica, y una terraza divina para sentarse a leer y tomar un café a la sombra del sauce. El highlight es sin dudas el ambiente, lo recomiendo especialmente para pasar un rato chusmeando libros, seguido de un café con leche con biscotti, un desayuno de domingo o una tarde de primavera.
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Dain Usina Cultural: Café, restó, librería y terraza

En pleno corazón del Barrio Chino se encuentra Lotus, a mi saber, uno de los mejores restaurantes de comida thai de Buenos Aires. Unas pocas mesitas bajas con almohadones en una especie de pasillo/patio interno, un salón con lámparas de flores, sillas y techos de caña, y una escalera que lleva a una terraza que nadie imaginaría desde afuera, perfecta para una noche cálida. Es una lástima que sólo abra viernes y sábados (a partir de octubre, y siempre que el clima acompañe). ¿Qué se come en Lotus? De entrada, siempre elijo las empanaditas tailandesas de cerdo, pollo y camarones, con salsa agridulce de tamarindos y salsa de soja y ajo, aunque la ensalada de fideos de arroz no se queda atrás. Entre los principales, el curry verde de pollo con berenjenas es picante, picante pero muy sabroso, y de postre el helado con leche de coco y miel, o buñuelos de banana. Dato no aplicable para la terraza pero sí para tener en cuenta: durante la semana tienen un muy buen menú al mediodía que incluye entrada, plato, postre y copa de vino.

Un hermoso patio cerrado, un lindo salón y una terraza con mesitas de hierro y vidrio pintadas en blanco, plantas, flores y sombrillas. Es un lugar para ir a almorzar; tienen buenas opciones de sándwiches como pastrami y pollo, un wrap thai de pollo saltado con verduras, también tienen tartas y ensaladas. De los dulces, el budín de chocolate blanco y frutos rojos, los muffins de chocolate con chips de choco blanco, las cookies de manteca de maní y los cuadrados de limón son muy ricos, y sirven el té en una vajilla divina. Para los que quieran ir en plan de merendar, hay combos como “Naturalmente Baires”, que incluye granola con yogur, jugo y café con leche. El jugo de frutilla y mandarina es muy rico. También hay un pequeño “almacén” con algunos productos como dulces, aceites, cookies y conservas para llevarte a casa.
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Dulce Buenos Aires: delicias en la terraza de Belgrano R

En una ubicación privilegiada frente a la plaza, al lado de Bruni y a la vuelta de La Cabrera, la sucursal de Sucre de Nucha cuenta con un salón luminoso, siempre con esa deco tan linda que dan ganas de llevarse todo, y además, una especie de balcón aterrazado a la calle donde se puede disfrutar de un rico almuerzo o merienda. El menú del mediodía incluye plato (brochette de pollo con salsa de curry, tarta) y un cuadrado dulce con café o té por $70.  Si querés comer algo livianito y postre permitido, podés optar por alguna de las ensaladas (de atún, oriental, con queso de cabra), o armarte tu propia ensalada eligiendo entre variedad de ingredientes como zanahoria, mix de verdes, rúcula, tomates, huevo, choclo, aceitunas, pepinos, arroz yamaní, escamas de parmesano, pollo grillado, atún y palmitos. El lugar es bonito y la atención es buena.

Un lugar lindísimo con una carta muy original (¡es uno de los poquísimos lugares de Buenos Aires donde he encontrado ñoquis de sémola!). Buen ambiente con música tranquila y luces bajitas, con una terraza pensada para disfrutar de las noches de primavera y verano. Muy ricos los jugos con jengibre, recomiendo el trópico americano (naranja, jengibre, maracuyá, lima y menta) y casi cualquier trago. Para comer, además de mis amados ñoquis romanos, se pueden pedir platos como langostinos al curry y mango verde con leche de coco, guiso indio y tataki de salmón. Las porciones son chicas y es un poco caro, pero todo es realmente muy rico.

Tiene una de las vistas más privilegiadas de Palermo. La comida no es gran cosa, y el servicio es algo lento, pero para una tarde/noche primaveral sentarse en una de las mesas en la terraza y hacer “people watching” del movimiento nocturno de Plaza Armenia está más que bien. Balde de corona con cuatro porroncitos, amigos, charla, y alguna que otra caipi de maracuyá.

Mucho blanco, almohadones de colores pasteles, texturas lindas, mesas recicladas y sillas antiguas, lo que se dice deco romántica. La terraza tiene sombrillas pasteles y mesitas de estilo hierro, onda antigua. Vayan dispuestos a esperar un poquito, suele estar bastante lleno, sobre todo a la hora de la merienda. Tienen una gran variedad de tés (de Tealosophy) y cafés (Central de café) y buenos combos. El colorín colorado, por ejemplo, incluye waffle de jamón y queso o dulce de leche, biscotti, infusión y jugo de naranja. El de la pastelera incluye budín, alfajor, infusión y jugo. También cuentan con una propuesta de teanner (tea+dinner); el soft teanner, por ejemplo, incluye mezclas de salados como wraps, waffles,  pinchos y scons dulces, macarons, torta, tragos e infusiones. Si no tienen ganas de esperar, tienen take away, y si quieren esperar se pueden distraer mirando la decoración o hasta eligiendo algo del sector de bazar y llevarse algún objeto lindo a casa.
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Pani: terraza para meriendas de cuento
A solo unos metros de Limbo, Janio es a las tardes de Palermo lo que Limbo a la noche palermitana. Una terraza divina donde el sol invita a quedarse sentados un largo, largo rato. Mesitas en la vereda, terraza con boxes, sillones y almohadones y algunas plantas, con una linda vista de la plaza. Los platos de la carta me parecen un poco pretenciosos y algo caros, pero el lugar es muy lindo para ir a tomar un café con un tostado a la tarde. Como la atención en la terraza es un poco lenta, seguramente vayas a estar un rato más de lo planeado, pero relax, es primavera, disfrutá de la terraza y mirá la gente pasear.

Otro hit terracero también en Plaza Armenia es Mama Racha, con sus limonadas con sobredosis de menta, variedad de sanguchones, ensaladas y tragos. Hay que armarse un poco (o bastante) de paciencia porque el servicio en la terraza es lento, lento, pero el lugar es muy agradable para frenar un rato, disfrutar del sol y abstraerse del movimiento palermitano. El sanguchón de tomates secos, albahaca, olivas negras y gruyere es rico, y también el de pollo, tomates confitados, queso fundido, cebolla y aderezo de mostaza, que vienen con papas crocantes. El de salmón, Philadelphia, eneldo y endivias en pan de bagel no está nada mal, y viene con ensalada de rúcula y cítricos. Si van a desayunar o a tomar el té, prueben el budín cítrico, ¡muy rico!

A veces creo que la única manera en que deberían terminar los días laborales de primavera es con un rico trago en mano y un lugar para disfrutar de los días lindos. Si trabajás en el microcentro, Sky Bar puede que sea tu lugar. En el piso 13 del Hotel Pullitzer, con una barra espejada y una carta de tragos armada por Inés de los Santos, es perfecto para las tardes de primavera (mejor si hace calor, porque corre brisita). Aprovechá y andá directo de la ofi al happy hour en el deck. El highlight son los tragos con gin (tienen 8 variedades), y los jueves hay dj en vivo.
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Sky bar: tragos y música en el cielo
En una esquina tranquila para Palermo, se encuentra este restaurante mezcla de bistró de autor y deli, con ambiente tranqui y comida que acompaña bien el lugar. La terraza admite a los que quieran lagartear y los que quieran estar al aire libre pero sin sol bajo la sombrilla. De entrada, se pueden pedir dips con panes (hummus, babaganoush, yogur y menta), queso de cabra gratinado, tortillas varias y hasta pulpo. Hay varias ensaladas, y de principales se pueden elegir propuestas como wok de yamaní, sorrentinos de berenjena asada o cordero relleno. El postre de chocolate blanco con naranja caramelizada no tiene igual. Para los que andan por ahí a la hora del almuerzo, cuentan con un menú de 3 pasos, y la merienda es otra gran opción. Otro detalle es que no cobran cubierto porque “les parece de mal gusto” y tienen una carta de licuados creativos, donde también dan cabida a tu imaginación, invitándote a hacer un licuado espontáneo con los ingredientes que se te ocurran. Dato importante: tienen opciones aptas para celíacos, y no sirven alcohol.

De afuera parece simplemente una casa más, linda, sí, pero una casa más. Un ventanal lleno de libros te invita a entrar, y una vez adentro es como estar en otro lado del mundo. Entrás a una sala/librería repleta de libros, techos altísimos y una luz lindísima que se escurre desde los enormes ventanales. La Editorial Bistró es el alterego culinario de la librería. Desde septiembre se habilita la terraza con mesitas y sillas de maderas, muchas plantas y la sombra natural de un árbol de la calle; para almorzar, cenar o tomar un café con un amigo o un libro, es un ambiente bien tranquilo. También tienen esa especie de living, y el salón de abajo es como un patio interno con luz que entra desde el techo vidriado. Tienen menú de mediodía que incluye principal (platos como pesca del día, milanesa con papas al horno, ravioles verdes, ensalada caesar, lasagna de berenjenas), bebida, helado o café por $50, y $60 con copa de vino.
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Eterna cadencia: libros, almuerzos y atardeceres urbanos
Dicen que Soria es varios bares en uno: un patio lleno de plantas a cielo abierto, una terraza con reposeras para tomar una cerveza helada en días calurosos y un living para los días que refresca y uno se quiere sentar más cómodo a comer un tapeo y tomar unos tragos. Los habitués me mandaron al fondo: “el barman de la barra de atrás es el que la tiene clara”. Para empezar tu fin de semana antes de tiempo, el jueves a tomar unos drinks. Hay que ir temprano (abre a partir de las 20 hs) porque se llena de gente y hasta llega a haber gente haciendo cola. Lo bueno es que podés ir directo de la oficina, lo malo es que acá no aplica el “salgo temprano y vuelvo temprano”: se arma previa cualquier día de la semana.

En una esquina tranquila del barrio de Colegiales, hace ya un tiempo apareció esta propuesta que rompe un poco con las parrillas, pizzerías y bodegones de la zona. Toldo rojo, mesitas en la vereda,  pizarra con los especiales del día. Adentro se ve una clara mano femenina en la decoración, todo es lindo, las mesitas blancas con sillas combinadas en blanco y rojo, servilleteros vintage y flores, una biblioteca con libros, sillones, un mueble vajillero que dan ganas de llevarse a casa y hasta una pochoclera. La terraza es chiquita pero agradable. Buenos menús a precios accesibles, por ejemplo: sopa, principal (pollo especiado al curry con trigo burgol, tortilla de papas con ensalada o tallarines caseros de rúcula con crema de puerros), vaso de limonada y postre a $62. También sirven Brunch (huevos revueltos, tostada con miel de campo, papas al horno, ensalada de verde, $55). Entre otras opciones de la carta, muy bueno el sándwich veggie.
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Lo de Coki: pequeña terraza también con brunchs
Detrás de una puerta que no dice demasiado, en una de las calles más transitadas de Palermo, se esconde (aunque ya no se esconde demasiado, porque desde su apertura en 2012 estuvo en boca de todos) este bar “secreto” con dos barras, una pequeña pista de baile con dj en vivo y una gran terraza en planta alta. Es uno de los lugares donde se junta la gente cool de la noche porteña. Tiene un aire de club privado, y se empezó a correr la voz sobre Unicorn gracias a sus ciclos de fiestas Ride The Unicorn, que se organizan jueves y sábados, y a los que nunca faltaban los creativos publicitarios de muchas agencias. El espacio que más convoca siempre es la terraza, con mesas bajas y bancos largos de madera, paredes de ladrillo a la vista, y una decoración casi ecléctica con un unicornio onda bola de boliche colgando del techo. La oferta de comida es algo limitada (nachos, quesadillas, rabas y botanas del estilo), pero desde la barra salen constantemente Martinis y cócteles con Jagermeister (del que Saza, su dueño, es bastante fan).

ALGUNAS DE YAPA
El TikiLa terraza es para arrancar el verano temprano. Ambiente playero, medio surfer, buenos tragos pero la comida más o menos. Martes, miércoles y jueves desde las 18 hs hay ¡happy hour hasta las 00hs!
Para quienes trabajan por la zona oeste, la terraza de Cuatro Express es una buena manera de cortar el día laboral por un rato. Un lugar que cumple a la hora de las minutas y con el menú ejecutivo, o para tomar un café por la tarde.
Para los amantes de la comida mexicana, pueden aprovechar la terraza de María Félix de Palermo, linda para sentarse a disfrutar de unas margaritas. Otra terraza en Palermo: Mundano, con aires mediterráneos, es como entrar en una casa de familia, con un salón ambientado tipo living, tiene patio, una amplia terraza y living al aire libre que invitan a descontracturarse, aunque la verdad es que la comida no es gran cosa.
Para irse de bares: Carnal también tiene terraza, y muy linda; Logia Ortiz, un bar de enormes dimensiones que cuenta con varios patios y terrazas.

¿Cuáles son tus terrazas favoritas? ¿Alguna para recomendar?
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