Hace un calor insoportable, todos tus amigos se fueron de vacaciones y vos quedaste de garpe mirando por la ventana deseando estar en la pileta. Es verdad, tenés algún motivo para estar un poco malhumorado… pero mirale el lado positivo a la cuestión; no todas son malas noticias. Enero en Buenos Aires puede ser una tortura o una bendición. Con menos gente transitando la calle, el transporte público se vuelve un poco menos tortuoso (manejar con aire acondicionado tanto mejor), y puede ser la oportunidad perfecta para una aventura gastronómica. Probá ese lugarcito del barrio chino al que le tenías ganas y no ibas porque nunca había lugar, o date la vuelta por el Tigre que venías evitando porque quedaba lejos y te daba fiaca el tránsito. Date un gusto al salir de la oficina o salí a cenar en la semana para cortar la rutina y pasar el verano Bonaerense de la mejor manera…
Les damos algunas recomendaciones de amigos, conocidos y, por supuesto, nuestra comunidad Oleo en Facebook.
El Ribereño: En este viejo club de San Isidro se come comida de verdad. Las pastas que amasaba la abuela cuando eras chico, los mejillones a la provenzal que le encantaban a la tía; trucha a la manteca, capeletis caseros con osobuco, vino con soda y una de las mejores porciones de rabas de la ciudad (perfectamente doradas, sequitas, para nada chiclosas). Siempre se lo ve a Carlos, su dueño, entreteniendo a los comensales y asegurándose de que la estén pasando bien. Las porciones son abundantes y siempre tienen varias opciones de platos del día fuera de la carta. Ahora en verano, está abierto el patio para sentarse al aire libre.
Sarkis: Si el 2012 te recibió aventurero y andas con ganas de probar cosas nuevas, animate con este restaurante de comida árabe-armenia, que está rankeado entre los 10 lugares más populares de Guia Oleo. Empezá con hummus o puré de berenjenas, compartí ensalada taboule, keppe y empanadas árabes, pero guardate un lugarcito para un riquísimo baklavah de postre. Para los que no entienden que son todos estos nombres y platos raros, a no preocuparse, la carta te explica en qué consiste cada plato y los mozos siempre pueden hacerte alguna sugerencia.
La Mamma Rosa: La cantina italiana de Villa Crespo está siempre llena. Mucha gente recomienda ir en la semana porque los fines de semana es imposible conseguir lugar antes de las 11 de la noche. Enero es tu oportunidad para evitar las grandes olas de gente que acuden a probar el pan de pizza con mortadela y recordar la tarantela. Fuccile con salsa scarparo, brótola con crema de espinaca, chivito calabrese y tiramisú de verdad (el que se hace con mascarpone). Necesitás muchas más razones para visitar La Mamma Rosa?
Gibraltar: Si no tenés aire acondicionado en tu casa, y salir de la oficina te resulta una prolongación de la tortura por la ola de calor, refrescate con una cerveza bien bien fría en este pub inglés. Podés pedir algo para picar, escuchar un rato de música, y volver a casa con la cabeza un poco más liviana.
Cafeteria Villa Ocampo: Salí a tomar el té con una lindísima vista de las barrancas de San Isidro en la vieja residencia de Victoria Ocampo (sitio que hoy pertenece a la UNESCO). Sentate en la galería con vista al parque donde se juntaban grandes pensadores internacionales del siglo XX. No es el momento para dietas: la carta ofrece tortas, sándwiches, scons, muffins y cookies para dejarte bien pipón. Té de gordos, servido con una linda vajilla y una selección de tés pensada por Ines Berton, la afamada sommeliere de té.
Olsen: La propuesta nórdica ya se ha convertido en un clásico de Palermo, y enero es el momento ideal para degustar ese exquisito hígado salteado o el queso de cabra con remolachas, acompañado por un refrescante batido de jengibre, sentados en el deck con una vista del jardín asimétrico, los grandes listones de madera y la fuente de pared que caracterizan a este restaurante.
Home Buenos Aires: Atravesando el hall de recepción de un hotel boutique de Palermo, entras en un salón con deck de madera, un jardín íntimo y sillones con mesas bajas; un lugar ambientado para una noche en pareja. Buenos tragos y platos originales (como la ensalada vietnamita con brotes de soja, pollo salteado, albahaca y menta) aseguran una velada exitosa. Durante el día tiene un aire más informal, se convierte en un espacio concurrido por productores, creativos y freelancers que buscan desconectarse un rato, o volver a conectarse con sus ideas.
Café Des Arts: Durante todo el verano, en el MALBA hay una agenda llena de actividades culturales: ciclos de cine, visitas guiadas, muestras especiales. ¿Por qué no armar una salida completa cerrando el paseo comiendo algo en Café Des Arts? El lugar es lindo, con ventanales gigantes y una buena vista, aunque suele ser un poco ruidoso. ¿Qué hay en el menú? La carta creada por el chef Jerome Mathe incluye sándwiches du monde con ensalada y papas fritas, tapeos temáticos y platos más elaborados con frutos del mar, carnes o aves.
Oui Oui: Si el calor no te lo impide, el domingo podés salir a dar una vuelta por las calles de Palermo, mirar vidrieras, y sentarte a tomar un tazón gigante de café con leche con medialunas en Oui Oui, o pedir un sándwich con esas papas fritas inapelables, crocantes, con cáscara y sazonadas en la medida perfecta. Si elegís ir por la tarde, acompañalas con vermú, o con un vaso de cerveza helada.
Jardín Japonés: No caben dudas de que el Jardín japonés es un lugar que vale la pena visitar al menos una vez. Hay algo en el aire, en el verde profundo y el murmullo del agua que te inspira tranquilidad. Un paseo nocturno coronado por una cena en el restaurante de cocina japonesa puede ser una escapada perfecta, sin tener que salir de la ciudad. Los precios son algo elevados, pero vale la pena ir a probar platos como ostras fritas o helado de tempura.
El tiki: Entre las actuales propuestas gastronómicas de Palermo, ésta es una de las más originales. Ambientado como los bares Hawaianos de los años 50, con máscaras indígenas e imágenes de atractivos atardeceres, El tiki casi logra su cometido, el trasportarte a una paradisíaca playa en las islas del pácífico. Lo mejor del bar es la terraza, lugar ideal para tomarse un Mai Tai con sombrillita de papel y aprovechar el happy hour (hasta las 21 hrs).
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