Se empiezan a entremezclar días cálidos con otros más fríos. Los días parecen más largos y ya no salimos de noche de la oficina. Empezamos a pensar en guardar los abrigos de invierno y al mediodía ya podemos salir a la calle con una remera (pero a no olvidarse algún bucito que a la noche siempre refresca). Está llegando la primavera, mi estación favorita. El momento del año en que empezamos a estirar el cuello como girasoles y suricatas buscando los rayos del sol en terrazas, patios y veredas para un almuerzo al aire libre. Nuestra ciudad está repleta de terrazas, patios, veredas y galerías para aprovechar. Mientras que en verano nos resguardamos del calor insoportable bajo la sombra de los árboles, los techos de las galerías o los patios internos con sombrillas, la primavera es de las terrazas. Para ir solos o acompañados, al mediodía, a la noche, a tomar un trago o para merendar un sábado, estas son algunas de las terrazas más lindas de Buenos Aires.
Una casona de la calle Honduras, mesas de madera y sillas recicladas, baldosas de damero, paredes de ladrillo, muebles rústicos y un mostrador con tortas que dan ganas de chuparse los dedos. El súmmum está subiendo la escalera, en la terraza a cielo bien abierto. Todo lo que ves y lo que probás en deCata me pareció bueno y tentador. En la primera visita, a pesar de mis ganas de ir directo al postre, me animé a probar un plato del día (ensalada con pollo rebozado) y no me decepcionó. La canasta de panes me pareció buenísima, y para cerrar un almuerzo a todo trapo tomé un rico té de Tealosophy y acompañé con cheescake de maracuyá (muy, muy bueno). La atención es un poco lenta, pero salir a comer a una terraza es para estar relajado, dejá de mirar el reloj y disfrutá del solcito en la espalda. Cuando me vieron sacando fotos a todo, un comensal en la mesa vecina me dijo que volviera para probar el brunch: volveré pronto.
Como muchos de los restaurantes de la zona, el lugar es muy lindo. Una vieja casona de 1807, con pisos de cerámica, enredaderas y rejas de hierro. Lugar ideal para quienes quieran cortar la rutina de la semana con una salida en pareja y cenar al aire libre. Pueden ir tempranito y arrancar con un trago, ya que a las 18 hs arranca el happy hour en la terraza. La comida es excelente, en particular llaman la atención las entradas y el postre. La sopa de cebolla es destacable, como también la terrina con tostadas, cebolla y salsa de miel y mostaza. De postre, la crème brûlée de naranjas merece saltarse los principales para asegurarse un lugarcito en el estómago.
Tengo la gran suerte de no trabajar en el microcentro, lo que no solo me aliviana el traslado matutino sino que cuando más lo agradezco es al mediodía, cuando salgo a dar una vuelta y no tengo que soportar el ruido de bocinas y la contaminación de los miles de autos transitando. La Esperanza es uno de mis lugares preferidos para desayunar o almorzar en la semana, y cuando empiezan los días de calor opto siempre por la terraza. Me encanta el ambiente, y la comida es muy buena y no demasiado cara. Casi siempre pido ensalada (que son abundantes y hay bastante variedad: la de verdes con brie, almendras tostadas, tomates secos y palta es mi preferida). Si estoy con bastante hambre pido guacamole de entrada y chocotorta de postre, aunque a veces elijo los platos del día o un sándwich (de salmón o roastbeef), que viene con papas rústicas o ensalada. También es una buena opción para desayunar el fin de semana o tomarse un cafecito a la tarde con una cookie de almendra.
En una de las zonas más top de Buenos Aires se encuentra una de las terrazas más bonitas. Esta trattoria es ideal para ir un miércoles de after office a tomarse un drink y quedarse a cenar, o para hacer anti-domingo por la tardecita. Muy buen servicio, buena carta de vinos y aperitivos (recomiendo el Campari Spritz), muy ricas las bruschettas y la burrata como entradas; aunque si van solo a picar, opten por el antipasto que viene con varios platitos como garbanzos provenzal, verduras grilladas, caponata, fiambres y encurtidos, entre otras cosas ricas. Un lindo detalle es que el pan viene en bolsas de papel madera con el nombre impreso, original. De los principales, los premios van para las pastas que salen al dente, como corresponde; prueben la lasagna, risotto de hongos o gnocchi bolognesa, muy buenos. Para los que simplemente quieran ir a terrazear un rato y tomarse un cafecito con cantucci, también vale; el café es Illy, nunca falla.
La terraza de Fundación Proa ofrece uno de los paisajes más extraordinarios de La Boca. Según Lucas Angelillo, chef de Café Proa, esta primavera la sensación de la nueva carta van a ser los tragos, jugos, smoothies y aperitivos. Se suman nuevos sándwiches (de pollo con guacamole y queso, o de salmón ahumado, brie y rúcula) y las nuevas propuestas de finger food, entre los que se encuentran de guacamole, hummus, espinacas a la crema con nachos y papas rústicas. Un lugar ideal para sentarse un rato largo a disfrutar de un jugo de tomate y mirar el horizonte, y después seguir con un paseo por Caminito.
¿Café, restó, librería y terraza, todos en un mismo lugar? Imperdible. En la esquina de Thames y Nicaragua, a pasos de tantas otras opciones, este lugar gana porque tiene un ambiente único. Música tranqui, una muy buena selección de libros (y lo que no tienen te lo consiguen, ¡y en 24 horas!), comida rica, y una terraza divina para sentarse a leer y tomar un café a la sombra del sauce. El highlight es sin dudas el ambiente, lo recomiendo especialmente para pasar un rato chusmeando libros, seguido de un café con leche con biscotti, un desayuno de domingo o una tarde de primavera.
En pleno corazón del Barrio Chino se encuentra Lotus, a mi saber, uno de los mejores restaurantes de comida thai de Buenos Aires. Unas pocas mesitas bajas con almohadones en una especie de pasillo/patio interno, un salón con lámparas de flores, sillas y techos de caña, y una escalera que lleva a una terraza que nadie imaginaría desde afuera, perfecta para una noche cálida. Es una lástima que sólo abra viernes y sábados (a partir de octubre, y siempre que el clima acompañe). ¿Qué se come en Lotus? De entrada, siempre elijo las empanaditas tailandesas de cerdo, pollo y camarones, con salsa agridulce de tamarindos y salsa de soja y ajo, aunque la ensalada de fideos de arroz no se queda atrás. Entre los principales, el curry verde de pollo con berenjenas es picante, picante pero muy sabroso, y de postre el helado con leche de coco y miel, o buñuelos de banana. Dato no aplicable para la terraza pero sí para tener en cuenta: durante la semana tienen un muy buen menú al mediodía que incluye entrada, plato, postre y copa de vino.
Un hermoso patio cerrado, un lindo salón y una terraza con mesitas de hierro y vidrio pintadas en blanco, plantas, flores y sombrillas. Es un lugar para ir a almorzar; tienen buenas opciones de sándwiches como pastrami y pollo, un wrap thai de pollo saltado con verduras, también tienen tartas y ensaladas. De los dulces, el budín de chocolate blanco y frutos rojos, los muffins de chocolate con chips de choco blanco, las cookies de manteca de maní y los cuadrados de limón son muy ricos, y sirven el té en una vajilla divina. Para los que quieran ir en plan de merendar, hay combos como “Naturalmente Baires”, que incluye granola con yogur, jugo y café con leche. El jugo de frutilla y mandarina es muy rico. También hay un pequeño “almacén” con algunos productos como dulces, aceites, cookies y conservas para llevarte a casa.
En una ubicación privilegiada frente a la plaza, al lado de Bruni y a la vuelta de La Cabrera, la sucursal de Sucre de Nucha cuenta con un salón luminoso, siempre con esa deco tan linda que dan ganas de llevarse todo, y además, una especie de balcón aterrazado a la calle donde se puede disfrutar de un rico almuerzo o merienda. El menú del mediodía incluye plato (brochette de pollo con salsa de curry, tarta) y un cuadrado dulce con café o té por $70. Si querés comer algo livianito y postre permitido, podés optar por alguna de las ensaladas (de atún, oriental, con queso de cabra), o armarte tu propia ensalada eligiendo entre variedad de ingredientes como zanahoria, mix de verdes, rúcula, tomates, huevo, choclo, aceitunas, pepinos, arroz yamaní, escamas de parmesano, pollo grillado, atún y palmitos. El lugar es bonito y la atención es buena.
Un lugar lindísimo con una carta muy original (¡es uno de los poquísimos lugares de Buenos Aires donde he encontrado ñoquis de sémola!). Buen ambiente con música tranquila y luces bajitas, con una terraza pensada para disfrutar de las noches de primavera y verano. Muy ricos los jugos con jengibre, recomiendo el trópico americano (naranja, jengibre, maracuyá, lima y menta) y casi cualquier trago. Para comer, además de mis amados ñoquis romanos, se pueden pedir platos como langostinos al curry y mango verde con leche de coco, guiso indio y tataki de salmón. Las porciones son chicas y es un poco caro, pero todo es realmente muy rico.
Tiene una de las vistas más privilegiadas de Palermo. La comida no es gran cosa, y el servicio es algo lento, pero para una tarde/noche primaveral sentarse en una de las mesas en la terraza y hacer “people watching” del movimiento nocturno de Plaza Armenia está más que bien. Balde de corona con cuatro porroncitos, amigos, charla, y alguna que otra caipi de maracuyá.
Mucho blanco, almohadones de colores pasteles, texturas lindas, mesas recicladas y sillas antiguas, lo que se dice deco romántica. La terraza tiene sombrillas pasteles y mesitas de estilo hierro, onda antigua. Vayan dispuestos a esperar un poquito, suele estar bastante lleno, sobre todo a la hora de la merienda. Tienen una gran variedad de tés (de Tealosophy) y cafés (Central de café) y buenos combos. El colorín colorado, por ejemplo, incluye waffle de jamón y queso o dulce de leche, biscotti, infusión y jugo de naranja. El de la pastelera incluye budín, alfajor, infusión y jugo. También cuentan con una propuesta de teanner (tea+dinner); el soft teanner, por ejemplo, incluye mezclas de salados como wraps, waffles, pinchos y scons dulces, macarons, torta, tragos e infusiones. Si no tienen ganas de esperar, tienen take away, y si quieren esperar se pueden distraer mirando la decoración o hasta eligiendo algo del sector de bazar y llevarse algún objeto lindo a casa.
A solo unos metros de Limbo, Janio es a las tardes de Palermo lo que Limbo a la noche palermitana. Una terraza divina donde el sol invita a quedarse sentados un largo, largo rato. Mesitas en la vereda, terraza con boxes, sillones y almohadones y algunas plantas, con una linda vista de la plaza. Los platos de la carta me parecen un poco pretenciosos y algo caros, pero el lugar es muy lindo para ir a tomar un café con un tostado a la tarde. Como la atención en la terraza es un poco lenta, seguramente vayas a estar un rato más de lo planeado, pero relax, es primavera, disfrutá de la terraza y mirá la gente pasear.
Otro hit terracero también en Plaza Armenia es Mama Racha, con sus limonadas con sobredosis de menta, variedad de sanguchones, ensaladas y tragos. Hay que armarse un poco (o bastante) de paciencia porque el servicio en la terraza es lento, lento, pero el lugar es muy agradable para frenar un rato, disfrutar del sol y abstraerse del movimiento palermitano. El sanguchón de tomates secos, albahaca, olivas negras y gruyere es rico, y también el de pollo, tomates confitados, queso fundido, cebolla y aderezo de mostaza, que vienen con papas crocantes. El de salmón, Philadelphia, eneldo y endivias en pan de bagel no está nada mal, y viene con ensalada de rúcula y cítricos. Si van a desayunar o a tomar el té, prueben el budín cítrico, ¡muy rico!
A veces creo que la única manera en que deberían terminar los días laborales de primavera es con un rico trago en mano y un lugar para disfrutar de los días lindos. Si trabajás en el microcentro, Sky Bar puede que sea tu lugar. En el piso 13 del Hotel Pullitzer, con una barra espejada y una carta de tragos armada por Inés de los Santos, es perfecto para las tardes de primavera (mejor si hace calor, porque corre brisita). Aprovechá y andá directo de la ofi al happy hour en el deck. El highlight son los tragos con gin (tienen 8 variedades), y los jueves hay dj en vivo.
En una esquina tranquila para Palermo, se encuentra este restaurante mezcla de bistró de autor y deli, con ambiente tranqui y comida que acompaña bien el lugar. La terraza admite a los que quieran lagartear y los que quieran estar al aire libre pero sin sol bajo la sombrilla. De entrada, se pueden pedir dips con panes (hummus, babaganoush, yogur y menta), queso de cabra gratinado, tortillas varias y hasta pulpo. Hay varias ensaladas, y de principales se pueden elegir propuestas como wok de yamaní, sorrentinos de berenjena asada o cordero relleno. El postre de chocolate blanco con naranja caramelizada no tiene igual. Para los que andan por ahí a la hora del almuerzo, cuentan con un menú de 3 pasos, y la merienda es otra gran opción. Otro detalle es que no cobran cubierto porque “les parece de mal gusto” y tienen una carta de licuados creativos, donde también dan cabida a tu imaginación, invitándote a hacer un licuado espontáneo con los ingredientes que se te ocurran. Dato importante: tienen opciones aptas para celíacos, y no sirven alcohol.
De afuera parece simplemente una casa más, linda, sí, pero una casa más. Un ventanal lleno de libros te invita a entrar, y una vez adentro es como estar en otro lado del mundo. Entrás a una sala/librería repleta de libros, techos altísimos y una luz lindísima que se escurre desde los enormes ventanales. La Editorial Bistró es el alterego culinario de la librería. Desde septiembre se habilita la terraza con mesitas y sillas de maderas, muchas plantas y la sombra natural de un árbol de la calle; para almorzar, cenar o tomar un café con un amigo o un libro, es un ambiente bien tranquilo. También tienen esa especie de living, y el salón de abajo es como un patio interno con luz que entra desde el techo vidriado. Tienen menú de mediodía que incluye principal (platos como pesca del día, milanesa con papas al horno, ravioles verdes, ensalada caesar, lasagna de berenjenas), bebida, helado o café por $50, y $60 con copa de vino.
Dicen que Soria es varios bares en uno: un patio lleno de plantas a cielo abierto, una terraza con reposeras para tomar una cerveza helada en días calurosos y un living para los días que refresca y uno se quiere sentar más cómodo a comer un tapeo y tomar unos tragos. Los habitués me mandaron al fondo: “el barman de la barra de atrás es el que la tiene clara”. Para empezar tu fin de semana antes de tiempo, el jueves a tomar unos drinks. Hay que ir temprano (abre a partir de las 20 hs) porque se llena de gente y hasta llega a haber gente haciendo cola. Lo bueno es que podés ir directo de la oficina, lo malo es que acá no aplica el “salgo temprano y vuelvo temprano”: se arma previa cualquier día de la semana.
En una esquina tranquila del barrio de Colegiales, hace ya un tiempo apareció esta propuesta que rompe un poco con las parrillas, pizzerías y bodegones de la zona. Toldo rojo, mesitas en la vereda, pizarra con los especiales del día. Adentro se ve una clara mano femenina en la decoración, todo es lindo, las mesitas blancas con sillas combinadas en blanco y rojo, servilleteros vintage y flores, una biblioteca con libros, sillones, un mueble vajillero que dan ganas de llevarse a casa y hasta una pochoclera. La terraza es chiquita pero agradable. Buenos menús a precios accesibles, por ejemplo: sopa, principal (pollo especiado al curry con trigo burgol, tortilla de papas con ensalada o tallarines caseros de rúcula con crema de puerros), vaso de limonada y postre a $62. También sirven Brunch (huevos revueltos, tostada con miel de campo, papas al horno, ensalada de verde, $55). Entre otras opciones de la carta, muy bueno el sándwich veggie.
Detrás de una puerta que no dice demasiado, en una de las calles más transitadas de Palermo, se esconde (aunque ya no se esconde demasiado, porque desde su apertura en 2012 estuvo en boca de todos) este bar “secreto” con dos barras, una pequeña pista de baile con dj en vivo y una gran terraza en planta alta. Es uno de los lugares donde se junta la gente cool de la noche porteña. Tiene un aire de club privado, y se empezó a correr la voz sobre Unicorn gracias a sus ciclos de fiestas Ride The Unicorn, que se organizan jueves y sábados, y a los que nunca faltaban los creativos publicitarios de muchas agencias. El espacio que más convoca siempre es la terraza, con mesas bajas y bancos largos de madera, paredes de ladrillo a la vista, y una decoración casi ecléctica con un unicornio onda bola de boliche colgando del techo. La oferta de comida es algo limitada (nachos, quesadillas, rabas y botanas del estilo), pero desde la barra salen constantemente Martinis y cócteles con Jagermeister (del que Saza, su dueño, es bastante fan).
ALGUNAS DE YAPA
El Tiki: La terraza es para arrancar el verano temprano. Ambiente playero, medio surfer, buenos tragos pero la comida más o menos. Martes, miércoles y jueves desde las 18 hs hay ¡happy hour hasta las 00hs!
Para quienes trabajan por la zona oeste, la terraza de Cuatro Express es una buena manera de cortar el día laboral por un rato. Un lugar que cumple a la hora de las minutas y con el menú ejecutivo, o para tomar un café por la tarde.
Para los amantes de la comida mexicana, pueden aprovechar la terraza de María Félix de Palermo, linda para sentarse a disfrutar de unas margaritas. Otra terraza en Palermo: Mundano, con aires mediterráneos, es como entrar en una casa de familia, con un salón ambientado tipo living, tiene patio, una amplia terraza y living al aire libre que invitan a descontracturarse, aunque la verdad es que la comida no es gran cosa.
Para irse de bares: Carnal también tiene terraza, y muy linda; y Logia Ortiz, un bar de enormes dimensiones que cuenta con varios patios y terrazas.
¿Cuáles son tus terrazas favoritas? ¿Alguna para recomendar?
0 comentarios:
Post a Comment