El Dr Cormillot los llama superalimentos, Juliana Lopez May los patrocina como ingredientes claves para una comida “rica y saludable” y de repente aparecen semillitas en todos los panificados del mercado, aceites esenciales y frutos raros en restaurantes, dietéticas, y hasta en galletitas en el supermercado.
Hay que comer arándanos porque son antioxidantes, los goji berries son lo mejor para salud, el té verde adelgaza, la palta engorda o hace bien, el aceite de lino, las semillas de chía, que si tomo 3 litros de agua por día y me como unos porotos para el ácido úrico, que la remolacha puede combatir la demencia, consumir pescado nos hace más inteligentes, que hay que comer crucíferas al menos una vez por semana… Para cuando llegamos al final de la lista hay una sola conclusión: ¡qué confusión!
Hay una gran sobredosis de marketing e información sobre alimentos saludables y milagrosos. Como si no fuese ya suficiente la eterna lucha entre “lo sano y lo light” y la sobreoferta de alimentos que probablemente no necesitamos, todos los días aparece un nuevo descubrimiento de un superalimento que nos salvará la vida, nos prevendrá del cáncer, y nos convertirá en seres más inteligentes, bellos y jóvenes por siempre. Estamos un tanto indefensos ante la avalancha publicitaria, que en definitiva está respondiendo a la demanda, porque a muchos nos gusta pensar que incorporando un puñado de bayas y semillas temprano por la mañana, vamos a evitar cualquier enfermedad.
Ahora bien, la realidad es que existen un montón de alimentos con alto valor nutricional, que son benéficos para la salud. El problema está en el exceso de marketing y la exagerada manía de los chefs de agregarle estos ingredientes a cualquier cosa para darle la sensación al comensal de que lo que están comiendo es súper sano, generando falsas esperanzas y promesas incumplibles. Por suerte, ya aprendimos que la milanesa de soja engorda, y que las espinacas no nos van a hacer más fuertes, pero los efectos del aceite de oliva, el pescado y el vino en relación a la prevención de enfermedades coronarias, están comprobados por miles de estudios; siempre que el hábito venga acompañado de una dieta balanceada, y no una milanesa con huevo frito a la hora de la cena.
Yo creo que lo importante es no ser extremistas ni volvernos fanáticos sin criterio. Sí, es verdad que los arándanos son fuente de vitamina C, antioxidantes y que son muy sanos. También es verdad que las semillas de lino tienen propiedades nutricionales que favorecen la circulación intestinal, que el sésamo es buena fuente de calcio o que el betacaroteno de la zanahoria mejora el bronceado; pero dudo mucho que vayas a sentirte mejor por reemplazar las 2 cucharadas de azúcar que le pones al café por la “más sana y natural” azúcar rubia (cuando el aporte de vitaminas y minerales del azúcar rubia es insignificantemente mejor en las cantidades normales de consumo). Un pollo rebozado en semillas, por mucha semilla que tenga y muy rico que sea, sigue siendo una fritura con altos contenidos calóricos provenientes de la grasa saturada (probablemente no la mejor opción de la carta).
Como consumidores, tenemos que aprender a tomar las cosas con pinzas y entender que no es necesario cumplir con todos los ítems de la lista de alimentos milagrosos, y que los beneficios se ven en la medida que mantengamos una dieta equilibrada y variada. Cada uno toma o deja lo que le sirve o le gusta. Por mi parte, estos son algunos ingredientes que creo fácilmente incorporables a tu dieta, sin reglas sobre tener que comerlos en ayunas en números impares.
- Arándanos: son antioxidantes, fuente de vitamina C, y además aportan pocas calorías y son riquísimos. Solos, con yogur, helado o en un budín o muffin, siempre quedan bien.
- Chia: Es fuente de hierro, calcio y Omega 3 con muy bajo aporte de sodio. Buena opción para ingerir ácidos grasos quienes no comen pescado ni leche. Quedan muy bien en sopas y ensaladas.
- Goji berries: hay quienes juran que es como la fuente de la vida. Que comiendo goji berries cada mañana, viviremos para siempre. Noción un poco exagerada para decir que son una excelente fuente de vitamina C, betacaroteno y hierro. Tienen un gusto dulce-ácido y son hermanas de las pasas de uva. Son una buena opción de snack para llevar en la cartera, o para sumar a un yogurt con granola.
- Lino: Es una buena fuente de fibra que favorece la digestión. Además, al hidratase genera una especie de sustancia gelatinosa que sirve para reemplazar huevos en recetas de pastelería, para hacerlas menos calóricas. Se pueden incluir en panes, arroces y hasta hamburguesas.
- Té verde: es antioxidante y un diurético natural, fácil de incorporar a la rutina diaria. Es un gusto adquirido que no agrada a todos los paladares, pero endulzado con hojas de stevia (endulzante natural), puede convertirse en un buen hábito para bajar el consumo de cafeína.
- Stevia: es una hojita que tiene la particularidad de ser un endulzante natural. ¿Querés cuidarte pero desconfiás de los químicos de los endulzantes artificiales? Probá con unas hojitas de stevia en tus infusiones que además de endulzar, es fuente de proteínas, vitaminas y minerales. ¡Ojo que endulza! 2 cucharadas de hierba equivalen a casi una taza de azúcar.
- Sésamo: es fuente de calcio, fibra (sésamo integral) y hierro (sésamo negro). Todos sabemos que son infaltables en el pan para hamburguesas, pero además, quedan riquísimas en un salteado de arroz con verduras, o tostado en una ensalada.
- Amapola: Es un clásico de la pastelería, pero la amapola, además de decorar tortas, es un buen aditivo para cookies, budines y hasta para agregar a las pastas. Es un sedante natural, que ayuda a combatir el insomnio, el estrés y el dolor de cabeza.
- Arroz yamaní: Según los orientales, el arroz es el grano perfecto en cuanto al equilibro Yin-Yang. El arroz yamaní es el menos refinado de todos los granos. Es una excelente fuente de fibras que ayudan a la digestión, y una excelente oportunidad para salir de la rutina del arroz blanco con manteca.
¿Dónde comprarlos? Hace mucho, había que buscar muchos de estos ingredientes en negocios especializados o ir a “La esquina de las flores” para conseguir croquetas de mijo o comprar una bolsa de arroz yamaní. Hoy, podés conseguirlos en casi cualquier hipermercado, y un paseo por el barrio chino asegura una exitosa compra de casi cualquier ingrediente. Prueben en la dietética del barrio, o anímense a pasar por Natural Deli o Buenos Aires verde.