Recorridos: Oporto Almacén

Recorridos: Oporto Almacén


Mañana de domingo, café con leche, jugo recién exprimido, tostadas con manteca y miel, ipad y diarios en la cama. Suena Adam Levy de fondo."Vamos a almorzar acá?" Me dice él, señalando un recuadrito de revista La Nación. No puedo menos que sonreír, y no hace falta decir que sí, ya sabe que mi sonrisa es un sí gigante. Me gusta descubrir que encontré un compañero de aventuras que comparte mis ganas y entusiasmo de salir a comer, encontrar lugares lindos, sacarle fotos a todo y que (como yo) antes de terminar de desayunar ya está pensando en dónde almorzar. En esas pequeñas cosas siento que hay algo mucho más grande. El recuadrito decía Almacen Gourmet, y tras leer menú, ver fotos de la decoración y descubrir que el lugar fue diseñado por Horacio Gallo (quien también es reponsable del diseño de Tegui, Olsen, Almacén Fifí, entre otros), estaba para terminar de lavar los platos del desayuno y agarrar el auto. Sólo como para no terminar una comida y seguir inmediatamente con la otra, salí a caminar un rato con mi dosis semanal de Joy The Baker; después ducha, secador, y al almacén.


OPORTO ALMACEN
11 de Septiembre 4152, Nuñez / T.4703-5568
Abierto todos los días de 9 a 20hrs.

El lugar: de afuera es llamativo. su fachada íntegramente hecha en azulejos blancos, el logo puesto como marquesina sobre la baranda de la terraza (que todavía no está inaugurada, pero promete ser un lugar de encuentro). El día espectacular ayuda a que las mesas de afuera den ganas de sentarse, pero no vemos mesas libres. Entramos y está lleno. Desalentador porque hambre, y pocas ganas de esperar, pero a pesar de la gente no hay demasiado ruido y nos dicen que en 20 minutos podemos estar sentados, asi que apaciguamos la espera con Aperol Spritz y empanadas en la barra de entrada y le damos una oportunidad.
El espacio es muy lindo, bien puesto, onda Deli vintage pero todo pulcro, nuevito; muchos concreto, azulejos, madera y metal pintado en negro. En la entrada hay un msotrador como de rotiseria, una barra con unas pocas banquetas altas para los que esperan su pedido (o su mesa). En el piso de arriba, hay dos mesas grandes, comunales (donde, dato de color, está sentada Narda Lepes con amigos y familia).

La comida:  Hay dos cartas, una es de la rotiseria, y la otra es la carta del restaurant propiamente dicha, acotada y estructurada de forma fácil (todas las entradas valen X, los principales XX, los postres Y), se puede mezclar y combinar como se quiera. Las empanadas de carne que pedimos en la barra, chiquitas, pero espectaculares. Fritura sequita, relleno generoso, jugoso, rico, y la salsita de tomate fresca y levemente picante, combina perfecto para agregarle en cada bocados.  Después comimos bocadillos de acelga (que estaban bien, aunque no compiten con los que hacía mi abuela, ni con los de La Bataraza); quiche de gruyere y panceta con ensalada verde (muy buena) y ensalada de pollo crispy con huevo soft con aderezo de maní. El highlight fueron el lugar y esas empanaditas. Volvería a la tardecita, para un tapeo con una copa de vino o Cynar y a comer varias de esas empanaditas (o combinar con algunos quesos, berenjenas al escabeche, tortilla o algo más de la rotisería).

$$$: En el momento nos pareció un poco caro, pero considerando recapitulando está bastante acorde a lo que pedimos. ($450, 3 tragos, 1 agua, 2 entradas, 2 principales y 2 cafés)






















1 comment:

  1. no hay bocados de acelga más ricos que los de la bataraza! cómo hacen?

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