He probado muchos helados en mi vida… algunos dirían que casi demasiados… Durante mi última aventura Europa, durante 28 días seguidos comí Gelato, TODOS LOS DIAS al menos una vez en el día. Puedo decir entonces que tengo algo de experiencia en cata heladistica. Desde los frutales hasta los más empalagosos, comiendo con cucharita o lamiendo el cucurucho para no mancharme los dedos…. hay algo de comer helado que me genera verdadera felicidad. No se bien que tiene el helado que lo hace tan adictivo para mi paladar. Si es el frio que te refresca en un día de verano, o si es la dulce sorpresa, su cremosidad, o encontrarse con algún ingrediente asombro como una almendra bañada en chocolate.
La cuestión es que gran parte de mi agenda turística durante el mes y medio que estuve recorriendo Europa, comprendía meterme entre las callecitas de pequeñas y grandes ciudades, en la interminable búsqueda por encontrar la mejor heladeria del mundo… En Dinamarca probe el mejor helado de pistacho de mi vida, el Belgica es indiscutible que hacen un helado de chocolate intenso, cremoso que no tiene nada que envidiar al resto del mundo, pero en Italia, una esquina cualquiera te recibe con una crema helada digna de reyes. Es verdad que también hay gelaterias que son bastante malas, donde los helados tienen cristales o son extremadamente dulces o sus sabores artificiales, pero, en términos generales, todo el territorio italiano cuenta con un excelente promedio de producción de helados artesanales.
Un día, viajando por el sur de Francia, me dijeron que la mejor heladería del mundo estaba en Roma y se llamaba San Crispino. Inmediatamente me olvidé que quería ir a Roma para visitar el foro romano, la fontana di trevi y hasta el mismísimo coliseo, pero igualmente compré un pasaje en el próximo de tren hacia Roma. Llegue por la mañana, con tiempo como para dejar las cosas en el Hostel, y salir a desayunar (si, gelato para el desayuno). San Crispino resultó ser una heladería chiquita, que si no la andabas buscando llamaba poco la atención. Se encuentra en una callecita algo escondida, pero a solos unos metros de la Fontana Di Trevi. Un cartel anuncia que esa puerta blanca que no dice nada, es la mejor gelateria del mundo. Solo te sirven en vasitos de cartón, porque dicen que el cucurucho te arruina el gusto del gelato, y no te dejan probar ningún gusto para ayudarte a decidir. Es bastante caro en comparación con la mayor parte de las gelaterias y el trato de los heladeros es bastante corto (por no decir maleducado), pero hay que admitirlo: su gelato es muy muy bueno. Volvi varias veces para probar distintos gustos.. los que más me gustaron? Fior di latte, miel (especialidad de la casa), y dulce de leche con merengue. El mejor del mundo?! Yo no estaría tan segura.
Unos días después de haber probado “el mejor gelato del mundo” y otros tantos durante mi estadía en Roma, hablando con un italiano, le manifeste algo de decepcion con San Crispino. Bruno, el italiano, me miró con cara confundida. Me dijo que San Crispinoestaba bien, pero que si quería el mejor Gelato Italiano, tenía que probar el de Grom en Florencia, y visitar la Gelateria de Piazza en San Gimigniano. Mi cara de felicidad fue innegable, y con una sonrisa dientuda de oreja a oreja, sentí renovadas esperandaz; seguiría mi aventura por encontrar la mejor gelatería del mundo…
Preparacion
